31/7/12

El viaje de Artemio

Artemio ha viajado por el tiempo. Se ha detenido en este instante, cerca de las 5 AM de un día cualquiera de verano. Todos duermen. Solo el ruido de la nevera y algunos grillos asentados en la oscuridad rompen la calma profunda. Artemio ha asumido su condición de viajero con dignidad. Está siempre en el mismo sitio y ahora navega por este instante como si algo le hubiera tocado en suerte. Pero no es suerte. Artemio lo sabe. 
En el viejo teatro del pueblo ha visto la función. Se ha acercado, se ha vuelto a mirar en el espejo. Se ha visto nacer. Y ha viajado otra vez. Este viejo teatro, del que le han dado la llave, ha sido el escenario de la máquina del tiempo. Se ha subido al artefacto de noche. Ha explorado este instante. “La fatalidad es una amiga esquiva. Se derrumban las nociones sobre lo que estaba edificado para mañana”. Piensa Artemio. Y se aferra al presente. Se inmortaliza en este instante teatral. Artemio no conoce la luz. La máquina se detiene. El Aleph lo ciega en una luz tenue. Se detiene en un espacio de sentido. Desciende al abismo. Se pierde en el vacío. Y Artemio deja de viajar.


Ariel Halac - La Escala, 27-07-2012

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